El puente marítimo más largo del mundo, que atraviesa un tramo de 36 kilómetros entre las orillas norte y sur de la bahía de Hangzhou, en el este de China, ya está listo para entrar en funcionamiento después de cinco años de obras.
Con una doble ceremonia de apertura en ambos extremos del puente, en las localidades de Jiaxing, al norte, y Ningbo, al sur, ambas en la provincia oriental de Zhejiang, el 1 de mayo se puso en marcha un proyecto que dará servicio a más de 40.000 vehículos al día y constituirá una gran aportación al desarrollo del delta del río Yangtsé.
Esa zona, que abarca desde Jiangsu a Zhejiang, las dos provincias que rodean Shanghai, núcleo de la región además de principal enclave comercial del país, es el área de mayor dinamismo económico de China, y ahora el nuevo viaducto marítimo se convertirá en un motor de desarrollo añadido para ambas orillas de la bahía.
La distancia por carretera entre Shanghai, primer puerto mundial de carga, y Ningbo, que ya es el segundo puerto chino y el cuarto global por flujo de mercancías, se verá reducida desde los cerca de 400 kilómetros actuales a sólo 120, cerca de hora y media de viaje para un trayecto que hasta hoy exigía prácticamente cinco.
Con una inversión superior a los 1.067 millones de euros (más de 1.682 millones de dólares), sufragada en un 30 por ciento con capital privado, la espectacular obra de ingeniería consolidará el área metropolitana de Shanghai como la sexta mayor del mundo, sólo por detrás de las de París, Londres, Nueva York, Tokio y Chicago.
El puente, que se convertirá en una atracción turística por sí mismo, cuenta con seis carriles, tres en cada sentido, con una anchura total media de 33 metros, y podrá ser atravesado a una velocidad media de 100 kilómetros por hora.
Durante cinco años de obras, desde junio de 2003, 19 tifones atravesaron la zona, y sólo se pudo trabajar en el puente seis meses al año. El proyecto requirió más de una década de estudios hasta que se determinó el diseño de este puente suspendido por cables, capaz de resistir terremotos de hasta siete grados en la escala de Richter y de permanecer operativo pese a las fuertes corrientes de varias direcciones, el oleaje y la debilidad del suelo de la bahía.
Fuente: LA FLECHA
Con una doble ceremonia de apertura en ambos extremos del puente, en las localidades de Jiaxing, al norte, y Ningbo, al sur, ambas en la provincia oriental de Zhejiang, el 1 de mayo se puso en marcha un proyecto que dará servicio a más de 40.000 vehículos al día y constituirá una gran aportación al desarrollo del delta del río Yangtsé.
Esa zona, que abarca desde Jiangsu a Zhejiang, las dos provincias que rodean Shanghai, núcleo de la región además de principal enclave comercial del país, es el área de mayor dinamismo económico de China, y ahora el nuevo viaducto marítimo se convertirá en un motor de desarrollo añadido para ambas orillas de la bahía.
La distancia por carretera entre Shanghai, primer puerto mundial de carga, y Ningbo, que ya es el segundo puerto chino y el cuarto global por flujo de mercancías, se verá reducida desde los cerca de 400 kilómetros actuales a sólo 120, cerca de hora y media de viaje para un trayecto que hasta hoy exigía prácticamente cinco.
Con una inversión superior a los 1.067 millones de euros (más de 1.682 millones de dólares), sufragada en un 30 por ciento con capital privado, la espectacular obra de ingeniería consolidará el área metropolitana de Shanghai como la sexta mayor del mundo, sólo por detrás de las de París, Londres, Nueva York, Tokio y Chicago.
El puente, que se convertirá en una atracción turística por sí mismo, cuenta con seis carriles, tres en cada sentido, con una anchura total media de 33 metros, y podrá ser atravesado a una velocidad media de 100 kilómetros por hora.
Durante cinco años de obras, desde junio de 2003, 19 tifones atravesaron la zona, y sólo se pudo trabajar en el puente seis meses al año. El proyecto requirió más de una década de estudios hasta que se determinó el diseño de este puente suspendido por cables, capaz de resistir terremotos de hasta siete grados en la escala de Richter y de permanecer operativo pese a las fuertes corrientes de varias direcciones, el oleaje y la debilidad del suelo de la bahía.
Fuente: LA FLECHA
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